Según Still, estos niños son especialmente problemáticos, poseen un espíritu destructivo, son insensibles a los castigos,
inquietos y nerviosos. También son niños difíciles de educar, ya que
pocas veces pueden mantener durante mucho tiempo la atención puesta en
algo, con lo que suelen tener problemas de rendimiento escolar a pesar
de tener un cociente intelectual normal.
Son muy
impulsivos y desobedientes, no suelen hacer lo que sus padres o maestros
les indican, o incluso hacen lo contrario de lo que se les dice. Son
muy tercos y obstinados, a la vez que tienen un umbral muy bajo de
tolerancia a las frustraciones, con lo que insisten mucho hasta lograr
lo que desean. Esto unido a sus estados de ánimos bruscos e intensos y a
su temperamento impulsivo y fácilmente excitable, hace que creen
frecuentes tensiones en casa o en el colegio. En general, son niños
incapaces de estarse quietos en los momentos que es necesario que lo
estén. Un niño, que se mueva mucho a la hora del recreo y en momentos
de juego, es normal. A estos niños, lo que les ocurre es que no se están quietos en clase o en otras tareas concretas.