La hiperactividad infantil es bastante frecuente. Se calcula que
afecta aproximadamente a un 3 por ciento de los niños menores de siete
años y es más común en niños que en niñas (se da en 4 niños por cada
niña). En el año 1914, el doctor Tredgold argumentó que las causas se
deben a una disfunción cerebral mínima, una encefalitis letárgica en la
cual queda afectada el área del comportamiento, de ahí la consecuente
hipercinesia compensatoria; explosividad en la actividad voluntaria,
impulsividad orgánica e incapacidad de estarse quietos. Posteriormente,
en 1937, C. Bradley descubre los efectos terapéuticos de las anfetaminas
en los niños hiperactivos. Basándose en la teoría anterior, les
administraba medicaciones estimulantes del cerebro (como la benzedrina),
observándose una notable mejoría de los síntomas.