- De 0 a 2 años. Descargas clónicas durante el sueño, problemas en el ritmo del sueño y durante la comida, períodos cortos de sueño y despertar sobresaltado, resistencia a los cuidados habituales, reactividad elevada a los estímulos auditivos e irritabilidad.
- De 2 a 3 años. Inmadurez en el lenguaje expresivo, actividad motora excesiva, escasa conciencia de peligro y propensión a sufrir numerosos accidentes.
- De 4 a 5 años. Problemas de adaptación social, desobediencia y dificultades en el seguimiento de normas.
- A partir de 6 años. Impulsividad, déficit de atención, fracaso escolar, comportamientos antisociales y problemas de adaptación social.
El tratamiento depende
de cada caso individual. El tratamiento farmacológico más utilizado son
los estimulantes, que sirven para ayudar a que el niño pueda
concentrarse mejor, y los sedantes en el caso de que el niño muestre
rasgos psicóticos. El tratamiento psicoterapéutico
está destinado a mejorar el ambiente familiar y escolar, favoreciendo
una mejor integración del niño a la vez, que se le aplican técnicas de
modificación de conducta.
El tratamiento
cognitivo se basa en el planteamiento de la realización de tareas, donde
el niño aprende a planificar sus actos y mejora su lenguaje interno. A
partir de los 7 años, el lenguaje interno asume un papel de
autorregulación, que estos niños no tienen tan desarrollado. Para la
realización de cualquier tarea se le enseña a valorar primero todas las
posibilidades de la misma, a concentrarse y a comprobar los resultados
parciales y globales una vez finalizada.